miércoles, 12 de septiembre de 2012

Adiós...

Una palabra, un espantoso grito al oído, un adiós. Adiós anino, como dice la canción. Hoy me despido de esta ilusión falsa, de las letras de una canción sin son de noches gastadas en un pensamiento inútil. Me despido sin tapujos sin condiciones y sin arreglos futuros. El olor del vino se disipa en mi habitación y borra sin piedad los rastros de tus apariciones. Te traje a mi morada sin cuestionarte y así te vas, te abro la puerta y te despido. Sin besos de por medio, sin necesidad de palabras en el funeral. Adiós en vida, que para mí, ya estás en el precipicio. Simplemente, adiós.

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