viernes, 17 de febrero de 2012

Luna

haz vuelto a asomarte por mi ventana,
etérea y pensante,
con esa elegancia y esa sutileza propias
de tu silencio.
Me atraes hacia vos, con tu magnetismo
absoluto.
Yo, decido volar a tu presencia,
transportada por los vocablos de este poema.
Me transmutas en mi ser desnudo, en la terminal
de mi inocencia, en la constelación de mis sueños
perdidos y la fluidez de mi sensualidad.
Junto con vos soy mujer iluminada,
en nosotras duerme la luz
y se derriten los glaciares que forman
su espalda.
De vos heredé la fuerza necesaria para
soportar el peso de sus piernas sobre las mías
y hechizar su espíritu en un juego nocturno.
Sos mi madre y mi consejera,
en mi ser reside tu misticismo,
tu poder de crear un contacto más humano,
tu capacidad de fusionar mi cuerpo con otra piel,
tus hagallas de llorar en silencio, enamorarse
del viento, electrocutarse con las luciérnagas,
compartir esencia por causalidad tuya.
Me he moldeado de acuerdo a tus oraciones,
cada noche espero ansiosa tu guía,
en un estado pseudo noctámbulo.
Me das inspiración y sabiduría,
el saber de los amores
y el pesar de los errores,
me enseñas a tejer una vida encaminada
hacia vos,
para que al final de esta carnalidad,
el ser de sol y yo seamos uno solo.

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