Me decís que lloras en silencio
y en las noches junto con la soledad
de tus huesos, musitas mi nombre antes de dormir.
Me confesás que yo soy un todo
en el oxígeno de tu respiración.
Mi sonrisa se ha clavado en tus días
como un suave manantial donde reposas
después de tanto caminar.
Hacia dónde vas?
Si tan solo tus ojos hablaran, cuáles serían
sus secretos?
Y si te dijera q te amé en silencio?
y que dibujé nuestros cuerpos yaciendo
en las nubes, despreocupados del acontecer,
simplemente siendo en la frescura de los
musgos que cuelgan de las copas de los árboles.
Recuerdo el día del claro de luna que te visualicé
en esa banca sentado, mi saludo alegre,
fue el caparazón de una invitación a viajar conmigo,
a soñar juntos.
Sin titubeos, te abrí la puerta al mundo azulado
y flotamos, viajamos sin divisar costas cercanas,
nos lanzamos al paradigma de lo irreal y nos apropiamos
Juntos, de la mano, unidos por la exquisites
del placer mental, de la intensidad
de lo no mencionado.
Veo en tus ojos una decisión incompleta,
una admiración pasajera,
un miedo recurrente,
un impulso de besarme descontroladamente,
un sentimiento encarcelado.
Dónde estoy yo?
A tu lado, en lo incondicional de la incertidumbre,
en los instantes efímeros en que nos amamos con
pasión, en la cotidianidad de los pasos,
en la esencia de la vida.
Sin esperar lo q nunca aterrizará,
permanezco un rato, quizás mañana sea un
buen día para volar...

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